Desde el año pasado ya se decía que Toluca está entre los primeros cinco lugares nacionales en tráfico en las calles y las implicaciones que esto trae. Es decir, el tiempo perdido, el estrés, y la contaminación. Todo esto ha tenido su origen en el crecimiento de la ciudad y por lo tanto, en la llegada de gente nueva que tiene y usa uno o más vehículos para su traslado.
Por otro lado, que la infraestructura vial se mantiene prácticamente igual en años, y que no contamos con un sistema eficiente de transporte público. A esto tenemos que añadir que los automovilistas, motociclistas, quienes andan en bicicleta o a pie no somos precisamente los más civilizados. Esto se puede ver en que no se respetan las luces del semáforo, la forma de circulación, los sentidos de las calles, las filas necesarias, la manera de rebasar, la velocidad, los señalamientos de a pie, los espacios marcados en el suelo, la forma y lugares de parada y estacionamiento y el orden en los cruceros.
Conducimos de forma arbitraria y a la defensiva lo que ocasiona un caos vial, redunda en accidentes, y, más allá, hace que no disfrutemos el acto de manejar y no tengamos calidad de vida. Nos guste o no, tenemos que aprender u obligarnos a respetar las normas y señales de tránsito y a los demás. Nuestras acciones hablan sobre nosotros.