El promedio de mujeres guardaparques a nivel mundial oscila en cuatro a once de cada cien, una cuestión de brecha de genero que para la Federación Internacional de guardaparques se debe atender pues este sector agrega habilidades distintas a la profesión.

Para Yanet Odilón, quién se desempeña como guardaparques en el estado de México, esa habilidad ha representado el entregar su vida en ayudar a preservar la naturaleza y trasmitir ese sentimiento a la ciudadanía.
Desde hace seis años Yanet ejerce está profesión en el Parque Estatal Monte Alto, en el municipio mexiquense de Valle de Bravo.
Y aunque reconoce que son muy pocas las mujeres guardaparques en la entidad mexiquense, el hecho de ejercer su labor lo percibe como un un gesto de inclusión pues recibe apoyo y respeto de sus compañeros, pero también de la comunidad donde se desenvuelve.
Y es ese sentido de protección a la naturaleza el motivo que fomenta su entrega diaria a su actividad.
Su rutina, aunque parece sencilla, conlleva una gran responsabilidad, desde verificar, monitorear y combatir incendios forestales, observar el desarrollo de la flora y fauna, así como llevar a cabo trabajos de restauración y conservación.
Asimismo, brindar atención a los visitantes de esa área del bosque a su cuidado y fomentar en ellos acciones de respeto y cuidado a esas áreas naturales protegidas por ejemplo la conservación de especies.
Entre sus tareas también está el verifican plagas en el arbolado y dar el acompañamiento a los especialistas que dan los tratamientos a esta problemática.