Todos los días consumimos decenas de productos empaquetados o envasados y muy pocas veces, o nunca, nos ponemos a pensar lo que ocasionan al medio ambiente.
Por un lado, los seres humanos nos habituamos a las compras, y queremos variedad, y por el otro, las empresas se empeñan en cumplirnos los gustos pues a ellas les interesa vender y mucho.
El que lleva las de perder en esta dinámica es el medio ambiente porque recibe la basura que generamos y es objeto de explotación de los mantos acuíferos para producir toda clase de artículos.
Solo se puede poner un alto a esta realidad si los humanos aprendemos a vivir con lo necesario y si las empresas son obligadas a respetar el medio ambiente y asumir lo costos de su producción pues hasta hoy en día las grandes firmas nacionales y transnacionales de productos alimenticios, de la industria química y del cemento, las más contaminantes, nada más emplean el tema del medio ambiente porque está de moda o les reditúa.
¿Cuántas empresas mexicanas invierten en el medio ambiente? Y, ¿Cuántos de nosotros cuidamos nuestro entorno natural?
La naturaleza está siendo víctima de nuestro consumismo. Dicho se otro modo, nuestra forma de vida es un peligro para el medio ambiente.
