Los grandes analistas de los medios de comunicación en Estados Unidos han responsabilizado desde hace tiempo a los medios de comunicación del crecimiento que tuvo Donald Trump. Lo hicieron cuando ganó la candidatura del Partido Republicano y deben estarlo haciendo ahora que ganó la presidencia de Estados Unidos.
Aunque también deberían voltear a la clase política estadunidense, que termina derrotada por un no político, un empresario que supo explotar las preocupaciones y aspiraciones del estadunidense promedio.
Algo que los políticos mexicanos deberían ver como una lección. Los mexiquenses en particular, porque el año entrante habrá elecciones de gobernador. Y aunque todo el mundo sabe que nadie escarmienta en cabeza ajena, lo diré: sólo aquel candidat@ que entienda las aspiraciones del ciudadano mexiquense, sólo aquel partido que capitalice con propuestas concretas la ansiedad de los ciudadanos mexiquenses, podrá salir bien librado de la elección.
Y la principal aspiración es, sin duda, la seguridad.
Lo señaló el periodista Pablo Hiriart hace una semana: el PRI puede perder el estado de México si no escucha que la inseguridad es el principal problema de la entidad. Un problema que se resuelve con acciones y resultados palpables, no con declaraciones ni estadísticas alegres en las que hoy (casi) nadie cree.
En este estado no se trata de la corrupción —aunque no es un tema menor— ni del agandalle de los servidores públicos y los altos funcionarios. En este estado el nombre del juego es seguridad.
Sólo que quién sabe si haya tiempo para atenderlo.
