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La semana pasada los gringos celebraron dos de los acontecimientos más importantes de su calendario: en términos familiares, el Día de Acción de Gracias; en términos comerciales, el Viernes Negro.

Pues resulta que me encuentro en el periodico USA Today que uno de los fenómenos más interesantes del llamado Viernes Negro —un día en el que hay notables y verdaderos descuentos, no como los meses sin intereses de El Buen Fin— ha sido el hecho de que un mundo de gente inició los trámites para comprar un arma de fuego: la cifra fue de 185 mil peticiones, rompiendo el récord del año 2010, que era de 177 mil.

Es decir, una cantidad de gringos monumental en lugar de comprar —o además de— una televisión o un auto, decidió comprar una pistola, un rifle de asalto o una ametralladora. Claro que la venta de armas no es tan sencilla como presentarse ante un mostrador y pedir el arma de tu predilección, como si se tratara de un dulce o unos zapatos. No: hay una petición que se procesa ante las autoridades para ver si el solicitante tiene antecedentes criminales. O si está libre de toda sospecha.

Procedimientos legales aparte, 185 mil estadunidenses que quieren comprar un arma es un fenómeno digno de estudio.

Y más cuando este miércoles, en San Bernardino, California, entre uno y tres fulanos mataron al menos a 14 personas a hirió a otras 20.

Pues eso. Que hay cosas en que la sociedad estadunidense no deja de sorprender(nos).

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