Nuestra nata café de todos los días

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El arriba firmante viene mayormente en esta fecha a poner sobre la mesa el tema de la contaminación ambiental en el valle de Toluca.

Un día sí y otro también, la contaminación por partículas suspendidas, las llamadas PM10 y PM2.5, coloca a la región en una condición del carajo, por decirlo suavemente.

En la víspera —es decir, ayer— tuvimos 123 puntos de contaminación por partículas menores a 2.5 micras, según las cuentas de la Red Automática de Monitoreo Atmosférico de la Zona Metropolitana del Valle de Toluca. Y 115 puntos de contaminación por partículas menores a 10 micras. Una chulada.

Huelga decir que mediciones similares se reportan casi de forma cotidiana. Y que este tipo de contaminantes causa problemas a la salud. Y que el problema ha sido identificado, claramente y de forma indubitable, desde hace por lo menos 30 años. Pero que no se ha hecho lo suficiente para revertirlo. Recuerdo como si fuera ayer que nos recetaron el programa Aire Limpio para el Valle de Toluca allá por la oscuridad de los tiempos del año de gracia de 1997. Que el documento ya tenía un diagnóstico sobre el problema de la contaminación y proponía cualquier cantidad de medidas, que en el papel se veían magníficas y que en los hechos no surtieron efecto, básicamente porque no se hizo nada.

Así que como “éramos muchos y parió la abuela”, al paso del tiempo la falta de acciones nos condujo al momento actual: el valle de Toluca parece cubierto, casi de forma permanente, de una nata entre café y gris, que hace que el panorama urbano se perciba en un tono amarillento. Basta subir a Paseo de los Matlazincas para notarlo.

En este tiempo de secas, los polvos se extienden de aquí para allá y de allá para acá. La gente sufre unas alergias espantosas o gripas interminables. La propia Secretaría de Salud tiene una lista de una docena de enfermedades cuya incidencia o gravedad cada vez están más relacionadas con la contaminación ambiental. De hecho, La contaminación del aire en el Valle de Toluca enferma a miles de personas al año: infecciones respiratorias agudas, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, asma, conjuntivitis, otitis media aguda, enfermedad cerebrovascular y hasta casos de enfermedad isquémica del corazón.

Y no es exageración, porque en el primer bimestre de 2025, la calidad del aire en la Zona Metropolitana del Valle de Toluca estuvo dentro de norma únicamente cuatro días. 

Así ha sido durante mucho tiempo.

Y ahora que se analiza seriamente aplicar un programa de restricción a la circulación vehícular —un “Hoy no circula”—, para atacar la contaminación, es menester decir que no son los vehículos a motor los principales responsables de la mala calidad del aire. Es mucho más la erosión y la falta de áreas verdes.

Tuvimos mucho tiempo para hacer algo. Y todo se quedó en documentos llenos de buenas intenciones.

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