Nuestro país necesita una profunda reforma legal e institucional en el sector hídrico: Investigadores

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En la reciente investigación seguridad hídrica en México diagnóstico general y desafíos principales realizada por los doctores Fortunato Martínez Austria, de la Universidad de las Américas de Puebla, Gabriela Moeller Chávez, de la Universidad Politécnica del Estado de Morelos, y Carlos Díaz Delgado de la Universidad Autónoma del Estado de México, nuestro país necesita una profunda reforma legal e institucional en el sector hídrico.

Foto: Especial

Tal reforma deberá abarcar aspectos de gobernanza en particular, legales e institucionales, de financiamiento del sector, de la formación de capital humano, y de nuevas obras que sean amigables con el medio ambiente.

 La investigación resalta que pese a las inversiones realizadas, las políticas públicas no han sido capaces de detener o revertir la tendencia a una menor capacidad para disponer de agua en cantidad, y en calidad aceptable.

En la investigación se destacan que los cambios hídro-químicos, la extracción intensiva de aguas subterráneas han favorecido al deterioro de la calidad del agua, algunos ejemplos de este tipo de deterioro presentes en las aguas subterráneas mexicanas, son los acuíferos del Valle de México, el Valle de Toluca, Salamanca y San Luis Potosí.

El panorama luce desalentador, ya que si en el futuro la explotación intensiva de estos acuíferos continúa, la capa freática no sería restaurada, y la calidad del agua subterránea sería inadecuada para muchos usos.

Entre los principales retos que tiene la seguridad hídrica en México, destacan la deficiencia en la gobernanza del agua, hablando de contaminación, del marco de legal inadecuado de las deficiencias institucionales, y la falta de la participación pública, así como el cambio climático, la demanda de energía, la producción de alimentos, y el incremento demográfico del país

En ese sentido, la brecha de rendición de cuentas que refiere a la participación y el compromiso limitado de las partes interesadas, la gestión de los recursos hídricos, los servicios de agua y saneamiento, así como los mecanismos oficiales limitados para canalizar la demanda, son algunos de los factores  desencadenantes de la inseguridad hídrica, que está débil y frágil en nuestro país.

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