Investigadores del instituto Johns Hopkins, en EEUU, han desarrollado un implante que ha ayudado a recuperar la movilidad en ratones que sufren parálisis en los miembros inferiores. Este dispositivo, dicen sus creadores, abre la puerta a futuros tratamientos para los millones de pacientes que sufren lesiones en la médula espinal por todo el mundo.
Una lesión en la médula puede interrumpir las señales eléctricas que van desde el cerebro a las extremidades y provocar la reducción de la movilidad en los miembros inferiores e incluso su parálisis total en los casos más graves.
Existen unos aparatos llamados estimuladores de la médula espinal que vulven a conectar esa corriente eléctrica entre cerebro y extremidades y hacen que los pacientes recuperen algo de la movilidad perdida. Pero esos aparatos suelen ser bastante grandes y, debido a la zona donde se instalan, no son excesivamente precisos. Además, su implantación requiere una intervención quirúrgica que puede causar aún más daños en el tejido medular.
Los investigadores del Johns Hopkins aseguran en un artículo publicado recientemente en la revista Nano Letters que su nuevo estimulador de la médula espinal es mucho más pequeño y flexible que los convencionales. Esto permite implantarlo con una simple jeringuilla y sin intervención quirúrgica, lo que reduciría enormemente el coste del tratamiento.
El equipo asegura también haber identificado un nuevo lugar para aplicar la estimulación llamado superficie epidural ventrolateral. Este punto está muy cercano a las neuronas motoras clave de la médula espinal y es accesible fácilmente sin necesidad de cirugía.
Los investigadores han aplicado su implante en modelos de ratones y han conseguido recuperar el movimiento de las patas utilizando una corriente eléctrica casi dos órdenes de magnitud inferior a la empleada en la estimulación medular convencional. El siguiente paso es preparar su dispositivo para poder usarlo en futuros ensayos clínicos en humanos.
“Esta tecnología podría mejorar significativamente la calidad de vida de muchos pacientes, reducir el coste de los cuidados personales y ayudarles a recuperar la confianza y la dignidad”, explica Dinchang Lin, profesor adjunto de la Escuela de Ingeniería Whiting de la Universidad Johns Hopkins.