Se acabaron las clases y, por lo tanto, las graduaciones de las escuelas de los niveles kinder, primaria, secundaria, preparatoria, universidad y posgrados. El gasto para estos eventos es alto pues hay que pagar en ropa, zapatos, cooperación de las ceremonias oficiales, la fiesta, la toga, el birrete y los documentos que se entregan. Otras cosas que hay que sumar son los regalos y la comida aparte en casa porque no falta quien haga su mole o pozole a los graduados.
Por el otro lado, los que tienen su ganancia en esta época son los dueños de salones, los zapateros, los establecimientos de ropa de ceremonias y de etiqueta, los vendedores de globos y obsequios.
Cabe recordar también que las generaciones que terminan este año proceden de dos años de pandemia y uno de clases en vivo por lo que prácticamente se retomaron las graduaciones y a gente está dispuesta a pagar, aunque se endeude. Lo importante es que se concluye una etapa de esfuerzos, sacrificios y hasta lágrimas, pero se logra una meta.
Ahora a seguir el camino, buscar oportunidades y emprender nuevos retos. Como dicen por ahí: la educación es la llave para abrir el mundo.
