Y el centro de la atención mundial lo tiene en estos momentos Ucrania con la invasión rusa. De una y otra parte del mundo fluyen las críticas al presidente Vladimir Putin por las intenciones políticas de ataque al país vecino. Sin embargo, como en cada episodio bélico lo que muy poco sale a relucir o hasta el final es la cantidad de miembros de la milicia muertos así como de ciudadanos comunes que ni la deben ni la temen.
Es decir, que quienes incitan a las confrontaciones políticas, como en este caso Putin, lo hacen desde su escritorio de trabajo sin sufrir afectación alguna y en cambio la población es la que recibe los daños. Podemos buscar y hallar en cada enfrentamiento bélico decenas de miles de familias desintegradas por uno o más familiares muertos e infinidad de desplazados a otros países en condiciones paupérrimas sin que eso represente mucho para los dignatarios de las luchas armadas.
Ya la Organización de las Naciones Unidas pidió a Rusia que salga de Ucrania y obviamente no hizo caso, lo mismo ocurrió con la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, que pidió el cese inmediato de la acción militar y retiro de todas las fuerzas de alrededor de y en Ucrania y nada ocurrió. Ahora solo queda confiar en que se respete el llamado Derecho Humanitario Internacional para proteger a las personas y se permita la asistencia humanitaria.