La lucha contra las drogas en México no ha tenido un resultado favorable. Si bien se critica mucho a sexenios pasados que fueron permisivos en la producción y distribución de distintas drogas a cargo de grupos de la delincuencia organizada, que solo se habló de prohibición o que se emprendió una guerra contra los grupos de narcotraficantes, en el presente la política de advertir los riesgos y daños de los estupefacientes tampoco ha bajado su consumo.
De hecho, en el Índice Global de Políticas sobre Drogas México se haya en los últimos lugares al tomarse en cuenta indicadores como acciones extremas, penalidades, justicia, reducción de daños y acceso a medicamentos.
Como referencia de la política mal lograda está que drogas como el cristal y fentanilo han aumentado hasta 500 por ciento su consumo de 2013 a la fecha, según la Comisión Nacional contra las Adicciones. Eso sin tomar en cuenta el alcohol, el tabaco y la marihuana. En la pandemia creció 15 por ciento el consumo motivado por los cambios en la cotidianeidad, la pérdida de familiares o conocidos, la preocupación y depresión, según la organización Population Council México.
Hacer conciencia sobre el consumo de drogas es lo que se necesita; hay que informarse del tema, educar para el ocio, establecer límites y enseñar a nuestros hijos a decir no repetidamente y respetar su cuerpo.