Puede ser que el presidente de la república se mantenga en su postura de no decir nada del expresidente Enrique Peña Nieto, pero para quienes vimos gobernar al mexiquense, sus escándalos, y excesos en el manejo de recursos públicos da rabia e impotencia verlo paseándose tranquilamente en hoteles de Roma a los que van las grandes estrellas de cine.
El fin de semana Peña Nieto fue visto con su pareja al salir de un hotel de lujo y quien grababa le gritó ratero pero al actual presidente mexicano, al preguntarle sobre el particular, solo dijo “no me meto en eso”, pero ¿qué tal si surge algo sobre Felipe Calderón, Vicente Fox, Carlos Salinas y otros? Ahí si se distiende en hablar de lo que hicieron o dejaron de hacer.
Es más que claro que el jefe del Ejecutivo no está dispuesto a hacer nada en contra de la corrupción de Enrique Peña pero tampoco de los antecesores de este, a quienes solo señala o tira piedras. Y mientras tanto, los gobernados aquí viendo la impunidad, la debilidad institucional y la ausencia de un sistema de rendición de cuentas.
