Una de las informaciones que ha trascendido estos días es si el municipio de Ecatepec podría pasar a formar parte de la Ciudad de México. Desde luego que la posibilidad más que verse como una solución a los problemas del municipio se advierte a modo de una acción de tipo político. Y es que para todos es sabido que Ecatepec es uno de los sitios más pobres del país; suele disputarse el primer lugar con Puebla e Iztalalapa, según el Consejo de Evaluación de la Política de Desarrollo Social.
Pensar en Ecatepec desde la perspectiva política es hacerlo para ejercer el populismo. Esto es, buscar la atracción de las clases populares para el apoyo político y compra de votos. La manera más común de hacerlo es mediante la asignación de recursos vía programas sociales y la entrega de dádivas cuando se acercan procesos electorales; eso sí, sin quitar los discursos de políticos que buscan empatizar con la gente.
Ecatepec representa para los políticos miles de votos; su población es de casi un millón 800 mil personas. No se le ve como un compromiso real y formal de atender a sus problemáticas de inseguridad, feminicidios, desempleo, falta de servicios públicos.
Ecatepec reprobó todos los parámetros de la encuesta para medir la calidad de vida en los centros urbanos de México: vivienda, movilidad, escuelas, ambiente de convivencia, centros de diversión, etcétera. Está, además, contaminado. Para lo único que se le mira es la ventaja política. Para lucrar con la pobreza. Un objeto de deseo de los políticos.
