La amenaza de subir la tarifa del transporte público de pasajeros en el Valle de Toluca debería servir para poner orden y generar un cambio en la movilidad urbana.
Es inconcebible que se tolere a los concesionarios que alardeen con esta medida dada su arbitrariedad y por tanto, ilegalidad.
El actuar de los operadores del transporte ha sido además deshonesto pues no han dado cumplimiento al servicio de calidad que se les confió y en cambio, llegaron a un punto donde la percepción y realidad es de ineficacia e inseguridad.
Se quejan del costo de los insumos pero son incapaces de admitir y reconocer las irregularidades con las que operan en cuanto a empresas, invasión de rutas y circulación de unidades.
Del olvido de las unidades, la precaria situación laboral de los choferes y la fallida implementación de medidas de prevención y mejora del servicio.
Ya basta de intimidaciones y de manotazos. Es hora de retirar concesiones a los transportistas. De hacer valer la obligación de brindar un mejor servicio, ¿y porqué no, uno nuevo? Las reglas y condiciones están puestas.
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