En la ceremonia de anoche de los premios Óscar se hizo mención, en repetidas ocasiones, a México, ya sea por su cultura, la inmigración general a Estados Unidos, los “dreamers”, el muro, la inclusión y la raza humana.
Aunque los mensajes se transmitían al público televidente quedó claro que el destinatario final era Donald Trump, presidente de Estados Unidos, por su rechazo abierto a lo mexicano.
Quizá el mandatario se enteró por su cuenta o la de terceros de lo dicho la ceremonia anual de lo mejor del cine pero aún así cabría preguntarse si es útil aludir o mencionar a quien no vale la pena.
La percepción negativa que Trump tiene alrededor de México es suya y si bien ha querido manifestarla con acciones en contra, lo que piense o diga no es sobrehumano sino debajo de la capacidad de pensar del ser humano.