Esmeralda Estrada Pérez, representante del Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación, dijo que un primer obstáculo para que los grupos históricamente discriminados puedan ejercer sus derechos político-electorales, tiene que ver con el poder y la desigualdad.
Aseguró que esto lleva a la discriminación estructural la cual tiene incidencia en todos los ámbitos y tiene un impacto intergeneracional y tiene efectos acumulativos.
Puntualizó que la pandemia por el COVID-19 vino a clarificar aún más esta discriminación.
“Vino a visibilizar claramente como esa desigualdad, como la discriminación estructural actúa directamente en menoscabar los derechos de las personas y de los grupos históricamente discriminados generando un impacto diferenciado y asi se ve reflejado en el ámbito particular electoral y político”, aseguró.
Esto se comentó durante el “Diálogo sobre derechos políticos electorales, grupos históricamente discriminados”, organizado por el Instituto Electoral del Estado de México (IEEM).
Por su parte, Jesús Antonio Camelo Franco, representante de la comunidad lésbico-gay, expresó que ante el temor de que la sociedad rechace la relación de una pareja del mismo sexo en los cargos públicos, es como prefieren no ejercer este tipo de derechos de votar y ser votados, por este motivo, lo que se debe de promover son acciones afirmativas.
Edith Porcayo González, representante del Instituto Mexiquense para la discapacidad, destacó que al hablar de personas con capacidades diferentes es inevitable pensar en discriminación pues parece que son dos conceptos que están forzosa y estrechamente ligados.
Agregó que las personas de este sector han sido marginadas y se les ha limitado el reconocimiento de sus derechos políticos-electorales, además de que uno de sus principales obstáculos en los derechos políticos electorales es el reconocimiento de su capacidad jurídica.
