Pasividad

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Entre los observadores y analistas políticos existe una opinión generalizada en el sentido de que las campañas de los candidatos a diputados federales y senadores, de todos los partidos, viven un momento de abulia.

Pero de manera particular la pasividad es notable en el caso del PRI, el partido que en este momento está en el tercer lugar de la competencia por la presidencia de la república —según las encuestas nacionales, que son el único referente para el estado de México hasta ahora—. Su comité estatal, que encabeza Ernesto Némer, parece ausente.

Los aspirantes priistas a cargos en juego en la elección federal hacen esfuerzos aislados por remontar el rechazo producto de lo que el presidente Enrique Peña bautizó como “el mal humor social”. Pero algunos más que otros, porque sólo en casos contados parecen estar convencidos de que es la única manera de ganar su propia elección.

Ahí están los candidatos al Senado, César Camacho y Alejandra del Moral, cada uno en su tarea por alcanzar el escaño. La de Izcalli, con 58 municipios recorridos en 33 días de campaña. También se distingue Héctor Velasco Monroy, en el distrito de Atlacomulco, que mantiene una campaña de acercamiento con todos los sectores de la población en el tercer distrito. Y Omar Velázquez, que toca puertas cotidianamente el distrito 34 de Toluca para convencer a sus posibles electores.

Afanes solitarios por sacar la cabeza, en medio de la indolencia. Aunque se de por hecho que esta vez el priismo del estado de México no será el fiel de la balanza en la elección presidencial. Menos aún con tantos pasivos en esta elección.

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