Para cuando estas disquisiciones esté en manos de mis estimados cuatro lectores, la selección mexicana de futbol —nótense las minúsculas— tendrá el alma en vilo de miles de aficionados y de millones más que sin ser fanáticos estarán atentos del partido que disputará México contra el seleccionado de Arabia Saudita en la copa del mundo, allá en Qatar.
En estos días, no hay plática de sobremesa o conversación casual en donde no esté presente el seleccionado mexicano de futbol. Sobre todo a raíz del partido disputado contra la selección de Argentina. Todos nos convertimos en comentaristas deportivos y nos envolvemos en la bandera.
Aunque hay extremos. Ahí está la polémica generada por el boxeador Saúl Álvarez, apodado El Canelo, que se tiró desde el Castillo de Chapultepec envuelto en la camiseta verde porque vio que Lionel Messi pateaba la playera de la selección mexicana… de paso vio a la bandera en calidad de trapeador y ya por añadidura a la patria y el orgullo nacional. Y aunque le explicaron que lo que vio en un video era una cosa normal en un vestidor de un equipo de futbol, no quitó el dedo del renglón. Incluso, en un programa de televisión, textualmente dijo: “el hijo de su reputa madre que le falte el respeto a mi nación le voy a meter una putiza, me vale madre quien sea”.
Vieron a Messi limpiando el piso con nuestra playera y bandera ????
— Canelo Alvarez (@Canelo) November 28, 2022
Que miedo. Los alardes de patriotismo que se convierten en patrioterismo de plano. Porque por mucho que el grupo de futbolistas que compiten en el Mundial representen a México, no son —ni de lejos— el país o la patria nacional. Es cierto que el futbol asociación es el deporte con mayor cantidad de aficionados en México. El deporte que más se practica. El que ocupa 98 por ciento de los espacios destinados a los contenidos deportivos en los medios de comunicación. Y aún así, es mucho más un negocio que un símbolo de la patria o la nación.
De hecho, aún y cuando el seleccionado mexicano fue derrotado por el representativo argentino, el negocio del futbol no pierde. Las ligas de futbol profesional, doña Federación Mexicana de Futbol, los dueños de los equipos y todo lo que se mueve económicamente en torno a este deporte, han ganado un mundo de dinero con la competencia mundialista.
De por sí, los especialistas calculan que el valor económico del futbol profesional en México es de 56 mil millones de pesos. Y sus efectos en el resto de la economía son de otros 114 mil millones de pesos anuales. Sin importar si gana, empata o pierde el seleccionado mexicano, los dueños del futbol mexicano ya ganaron.
Punto aparte es el desarrollo del deporte. Mas mientras no haya programas o planes de largo plazo, que incluyan la idea de generar calidad deportiva en vez de rendimienttos económicos, el panorama no cambiará.
Mientras, los Canelos, similares y conexos, seguirán haciendo arder la hoguera del ardor patriotero.