A la tierra que vas haz lo que ves, dice la frase. Pero también hay que copiar lo bueno al regresar a nuestra tierra.
Ya nos acostumbramos en México a ver perros en la calle y hasta a sacarles un sustito si se nos arriman o se nos quieren arrimar. Sus condiciones de insalubridad nos representan riesgos de enfermedades o bichos. Somos el lugar número uno en América Latina, con perros en la calle.
Frente a nuestra situación con los perros, está la de los canes de Estados Unidos: también hay perros en la calle pero paseando con sus dueños, amarrados a un cordón y portando un bozal.
Los caninos andan limpios y cepillados. Y, claramente, bien comidos. Si hacen sus necesidades en la calle, el dueño recoje la popó con la bolsita que lleva de antemano. También hay situaciones que sorprenden como ver a perros entrenados para defecar en espacios específicos dentro de los botes públicos de basura.
En México hemos hecho muy poco para detener la proliferación de perros en la calle, el desprecio que reciben y el problema de salud pública que representan. Las buenas prácticas son para ponerse en marcha. Y no son otra cosa mas que producto de la observación y reflexión.