En esta era de la cuatro te, la figura de Benito Juárez está de moda. O sigue de moda, porque ha sido referente de docenas de políticos en la historia contemporánea de este país llamado Estados Unidos Mexicanos, vulgo México. Simpatizar con Juárez y sus ideas fue condición sine qua non para destacar en la vida pública. Por además de aquello cita citable de “el respeto al derecho ajeno es la paz”, a Juárez se le atribuye la frase “nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”.
El arriba firmante ha hecho memoria de sus épocas de colegial para invocar un ar de frases juaristas, porque en materia de los parquímetros virtuales de Toluca, los canchanchanes —léase, colaboradores— del alcalde toluqueño Raymundo Martínez han querido hacer lo contrario: todo por la fuerza y nada por la razón. El rechazo a la operación de los parquímetros virtuales de Toluca crece. Lleva seis meses entre vecinos de la colonia Universidad. Y en estos días se suman habitantes de la Francisco Murguía-El Ranchito, La Merced y San Bernardino, que han expresado, por separado, su molestia.
Y en vez de encontrar razones, comunicación y diálogo, han topado con pared. Indiferencia.
El ayuntamiento de Toluca se ha desentendido de atender la molestia. Tal parece que no existe un ánimo de diálogo o simplemente de escuchar y comprender, para después convencer. No vencer por la fuerza, sino convencer por la razón.
Cualquier lego en política sabe que el diálogo social es el mecanismo básico de la llamada democracia participativa. Es esencial para la comprensión mutua y dar lugar a establecer objetivos comunes, porque aunque no lo parezca, los hay: el ayuntamiento tienen necesidades económicas y la ciudad resolver sus problemas. Ambos pasan por el requerimiento de marmaja, lana, dinero, billelle…
Los vecinos han obtenido vía una petición de transparencia un dato acerca de la recaudación por el servicio de estacionamiento en la vía pública a través de los parquímetros. El monto alcanza los dos millones de pesos, recaudados entre enero y mayo de este año. Y perciben un ánimo recaudatorio, porque nadie en la administración de Raymundo Martínez ha querido darles una explicación de adónde van estos recursos. El arriba firmante no cree que haya nada que esconder, así que es inexplicable la falta de explicación.
Como político profesional el alcalde Martínez Carbajal sabe de la importancia de diálogo y de lo nocivo que es encerrarse en una burbuja, donde sólo se escuchen zalamerías y lisonjas. Por eso el arriba firmante no entiende que el gobierno de Toluca cierre las vías de comunicación con los vecinos.
El diálogo es un valor ético de la política. Es una regla de oro. Los vecinos hasta ahora perciben indiferencia. Y a ningún funcionario le hace mal exponerse a un poco de realidad. Existe un difícil equilibrio entre el poder y el mandato. A veces, pareciera, se olvida el segundo, tan efímero como el primero. Y la comunicación ayuda a mantenerse en equilibrio.