La manía nerviosa de morderse las uñas es llamada onicofagia, pero no todas las personas tienen este padecimiento, ya que aplica únicamente para los casos extremos en los que se tiene un problema de control de los impulsos.
Mucha gente tiene la costumbre de estarse mordiendo las uñas sin saber que están ingiriendo toda clase de gérmenes.
En la punta de los dedos hay nidos de suciedad y albergan varios tipos de bacterias, hongos y en ocasiones incluso levadura.
Uno de los gérmenes que se encuentra bajo nuestras uñas es el Staphlococcus aureus, que puede causar muchas infecciones extrañas en la piel como forúnculos y abscesos.
Daños gástricos
Estudios realizados con anterioridad han demostrado que 7 de cada diez personas que se muerden las uñas han presentado infecciones por la bacteria como la Escherichia coli, que ocasiona diarrea y vómito.
Boca
En casos extremos este hábito ha resultado en fracturas dentales, perdidas de dientes e incluso dislocación de la mandíbula.
Las uñas pueden causar daño accidental a las encías y mal aliento (halitosis), debido a que al meter los dedos a tu boca de forma constate se introducen cientos de nuevos gérmenes que pueden producir un desagradable aliento e incluso puede derivar en Enfermedades de Transmisión Sexual orales como herpes.
Crecimiento
Morderse las uñas de forma crónica puede dañar el lecho ungueal, que al ser expuesto resulta en el acortamiento irreversibles de las uñas. Es decir, morderte demasiado abajo en el cuerpo de las uñas significa que ninguna uña podrá adherirse en el futuro, por lo que las uñas permanecerán como una especie de muñón para siempre.