Conducir emocionalmente alterados aumenta diez veces la posibilidad de sufrir un accidente automovilístico, porque se pierde concentración y se distraen los sentidos del manejo defensivo, convirtiéndolos en manejo ofensivo, así lo señala un estudio del Instituto del Transporte de Virginia en Estados Unidos.
El estudio de conducción basado en los accidentes de tránsito revela que los automovilistas que manejan enojados, tristes, llorando, con fatiga, o emocionalmente agitados, chocan con más frecuencia y más aún si a la vez realizan actividades de distracción como el uso de teléfonos móviles o el uso de pantallas táctiles en paneles de instrumentos del coche, lo que duplica el riesgo de accidente.
La investigación revela que en casi el 90% de los choques están presentes la fatiga, los problemas emocionales o la distracción, lo que agrava las consecuencias del accidente.
Los científicos recomiendan no manejar cuando se tienen problemas emocionales y menos discutir mientras se maneja.
