En el sector privado domina el pesimismo sobre el panorama económico mexicano.
Priva el pesimismo también entre los organismos financieros internacionales.
Existe incertidumbre y también la percepción de que las políticas públicas acentúan la desaceleración de la actividad económica.
Pero no se trata sólo de un tema de percepción. Hay evidencias de que la economía camina lento. La generación de empleos formales —no becas ni becarios— se frenó. El gobierno federal acumula unos 5 mil despidos. El peso pierde terreno frente al dólar. El índice de confianza del consumidor está en su menor nivel desde que inició la actual administración federal.
La desilusión invade al Fondo Monetario Internacional, que redujo a 0.9 por ciento el pronóstico de crecimiento para este año. Más triste es el pronóstico de Citibanamex, de apenas 0.2 por ciento. Barclays y Banorte tampoco están entusiasmados con la economía mexicana.
Desde luego, la economía no lo es todo cuando se mide el bienestar. Pero ayuda a saber cómo vamos y adónde vamos.
