Hoy se conmemora el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Y las estadísticas de la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio señalan que cada año se registran 800 mil muertes por esta causa, lo que equivale a un caso cada 40 segundos. Algunas razones de estos hechos son las enfermedades mentales como la depresión, la esquizofrenia, el trastorno bipolar y el trastorno de estrés postraumático; el abuso en el consumo de alcohol y drogas; situaciones de vida estresantes y antecedentes de autolesiones. Es decir, surgen de una combinación de factores biológicos, psicológicos, sociales y ambientales.
En ello existe lo que se denomina dolor emocional que es una forma de sufrimiento psicológico que resulta de experiencias negativas, como la pérdida, el rechazo, el estrés o la tristeza. Se diferencia del dolor físico, que se origina en el cuerpo, porque se manifiesta en la mente y afecta el estado de ánimo, los pensamientos y el comportamiento.
En esta medida, algunos signos de alerta de suicidio son comentarios sobre querer morir o suicidarse, cambios drásticos en el comportamiento, despedidas inusuales y pérdida de autoestima. Alrededor del suicidio hay mitos y estereotipos que como sociedad e individuos debemos superar para ponernos empáticos, comprender y apoyar. Así que tenemos que hablar abiertamente sobre el tema y entender las luchas de quienes contemplan quitarse la vida y ayudarlos a encontrar soluciones incluyendo de profesionales.