Prohibición de la comida chatarra

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Este lunes dio inicio en las escuelas públicas y privadas del estado de México la prohibición de venta de comida chatarra. La medida busca fomentar una alimentación saludable y reducir los índices de obesidad. El punto es si los menores y jóvenes enfrentarán con éxito dejar de comer frituras, botanas, refrescos y golosinas. Y es que, siendo honestos, estos alimentos resultan atractivos debido a su sabor y efecto placentero; son accesibles, cómodos, económicos y gozan de publicidad y marketing intensivo.

La comida chatarra es además, un hábito de muchos que se formó desde la infancia y hay quienes tienen la percepción de que algunos alimentos procesados son nutritivos, aunque contienen altos niveles de grasas, azúcares y sodio. Cambiar pues de hábitos puede ser desafiante debido a la dependencia sicógica y física que generan tales alimentos, que liberan dopamina y proporcionan una sensación de placer. Pero debemos modificar lo que pensamos.

Esto es, identificar lo que lleva a buscar la comida chatarra, aprender sobre nutrición y empezar con ajustes en la dieta para que sean sostenibles a largo plazo. La obesidad en México es una crisis de salud pública grave y creciente. Actualmente, el 36.9% de los adultos mexicanos viven con obesidad; en niños de 5 a 11 años, es del 18.1% y se calcula que para el 2035, hasta el 56% de la niñez podría vivir con sobrepeso. La obesidad genera diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares. 

Más allá de que nos prohíban comer algo que nos gusta y queremos hay que tomar en serio a la comida chatarra y sus efectos en la salud que son irreversibles.

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