Desde la etapa previa al embarazo, y durante el mismo, comienza la vigilancia del producto en gestación, por lo que es importante considerar diversos aspectos, entre ellos las consultas prenatales y prepararse para el nacimiento.
La enfermera adscrita al Hospital de Gíneco Obstetricia No. 221, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), Beatriz Pinal Sanabria, explicó que los cuidados del recién nacido se consideran de acuerdo con la proximidad con la que se atienden, clasificados en inmediatos, mediatos y tardíos.
Después del nacimiento del bebé es necesario brindar atención inmediata al neonato, que incluye el control térmico y las valoraciones correspondientes para detectar algún problema de salud. Asimismo, a través del apego inmediato, se promueve la lactancia materna y se fortalece el vínculo entre la madre y el niño.
Los cuidados mediatos continuarán con la adecuada técnica de lactancia materna, además de la especial vigilancia en los procesos de succión, deglución y evacuación del recién nacido, que se supervisan en el hospital. Posteriormente, los cuidados tardíos corresponden al seguimiento en casa que los menores reciben por parte de los padres de familia.
La especialista destacó que antes de abandonar el hospital y asegurar un estado de salud favorable, las madres reciben capacitación sobre la higiene, signos de alarma y estimulación temprana, deshidratación e insuficiencia respiratoria.
Ante signos como rechazo al alimento, vómito frecuente, decaimiento, diarrea, sangrado, dificultad para respirar, secreción de cordón umbilical, color amarillento de la piel, fiebre y llanto continuo, es necesario visitar la Unidad de Medicina Familiar, donde el personal médico le otorgará la atención necesaria, con el fin de prevenir mayores complicaciones.
Ahí también le serán administradas las vacunas para control y prevención de enfermedades, por lo que los padres deberán verificar que cada dosis aplicada sea registrada en su Cartilla Nacional de Salud.
