Al presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador, le quedan en el cargo tres meses y como tal, ya ha estado hablando de su próxima salida y futuro personal. Y, como es de esperarse, algo que le ocupa es la imagen que va a dejar entre la población. A este aspecto cabe preguntarnos, ¿qué elementos se evalúan de un buen presidente?, pues siendo objetivos: a) la honestidad y transparencia, b) el liderazgo en momentos de crisis, c) la seguridad y economía, d) las políticas sociales y de salud, e) el respeto por los derechos humanos y f) las habilidades diplomáticas. Claro, también cuenta el apoyo popular y la unidad que exista entre la población.
Hasta hoy, entre los mejores presidentes del país se recuerda a Benito Juárez por las leyes de reforma y la resistencia frente a la intervención francesa; a Lázaro Cárdenas debido la nacionalización del petróleo y reformas agrarias; a Adolfo López Mateos dada su política de industrialización y desarrollo económico; a Miguel Alemán Valdés en el «Milagro Mexicano» que promovió proyectos de infraestructura y desarrollo urbano, etcétera.
Los que estudian a fondo a los mandatarios son los historiadores, analistas políticos y los expertos en diferentes campos. Así pues, decir que alguien fue un buen presidente no se centra en su personalidad sino en el desempeño y legado, en lo sustancial y tangible.
