Reelección y mala imagen

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Con miras a las elecciones del 2 de junio de este año, 50 de 75 diputados del estado de México pidieron licencia a la Legislatura para separarse de su cargo, hacer campaña electoral y convertirse ahora en alcaldes, diputados federales u otros puestos. Para ellos, se trata de hacer carrera política o, lo que es lo mismo, de gobernar e influir en la toma de decisiones que afectan a la sociedad, tener acceso a recursos y financiamiento en planes y programas y visibilidad pública. Sin embargo, en un sector de la sociedad las aspiraciones de los todavía legisladores corresponden a la necesidad y ambición de seguir viviendo del presupuesto público logrando un hueso o encargo público mayor o que ahora con la reelección pueda ser más duradero. 

Los políticos en general se han buscado una mala imagen, y parece que la no les importa cambiarla, pues incurren en incumplimiento de promesas, actos de corrupción, impunidad, falta de transparencia y rendición de cuentas y están más preocupados por sus intereses personales o de grupo que por el bienestar de la sociedad. A largo plazo encontramos que este comportamiento influye en la pérdida de confianza en las instituciones, el deterioro de la calidad de vida de la población, el estancamiento económico y la falta de desarrollo. Pero hay una solución y parte de votar informado de las propuestas y trayectoria de los candidatos y luego de prestar atención a las acciones una vez en el puesto para expresar desacuerdos, denunciar y exigir resultados. Los ciudadanos debemos dejar de ser pasivos y receptivos para contribuir a que existan políticos íntegros, eficientes y comprometidos con el bien común.

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