La salida de policías y militares de la sierra de las Lagunas de Zempoala, en los límites entre los estados de México y Morelos, ha propiciado el regreso de bandas de talamontes, dijo el presidente municipal de Ocuilan, Félix Alberto Linares González.
Desde el inicio de su administración, en agosto de 2006, el edil suplicó a las autoridades federales, estatales y al Ejército Mexicano detener esta actividad, que se ha intensificado en los cinco meses recientes.
En 2007 el gobierno federal y el estatal volvieron la mirada a Ocuilan tras el asesinato de Aldo Zamora, hijo de Idelfonso Zamora, ejidatario de la zona y defensor del medio ambiente.Se enviaron destacamentos de la policía estatal y hubo patrullajes del Ejército Mexicano.
En el Congreso local se aprobó tipificar como delito grave la tala clandestina, con penas hasta de 20 años para los responsables.“De poco sirve eso (las penas) si no tenemos la presencia de la policía estatal o federal”, recalcó Linares González, y admitió que los agentes municipales no están equipados para enfrentar a los talamontes.
De acuerdo con el edil, este año se han devastado unas 500 hectáreas de bosque y en 2006 y 2007 se talaron más de mil 500. “Aunque la tala ha disminuido, los grupos delictivos se han reactivado.
En el municipio sabemos que existen cuatro familias que se dedican a esta actividad: los Ovando, que son dos hermanos; la familia Sebastián; la González, del paraje El Capulín, y otra. Ojalá la policía hiciera operativos más continuos para detenerlos en flagrancia”, explicó.
