La función que permite medir la frecuencia cardiaca incorporada en una pulsera inteligente de la marca Fitbit ha salvado la vida a Patricia Lauder, una mujer estadounidense de 73 años que tenía coágulos en ambos pulmones.
La historia tiene como protagonista a Lauder, una jubilada estadounidense residente en el estado de Connecticut. En el mes de enero, Lauder se encontraba en un delicado estado de salud debido a una sinusitis que estaba derivando en neumonía y que le estaba dando complicaciones cada vez mayores, hasta el punto de que “las tareas de la casa simples suponían un gran esfuerzo”.
La anciana, que poseía una pulsera Fitbit con la que medía su ritmo cardiaco, comenzó a advertir que sus pulsaciones en reposo eran más altas de lo normal, pasando de las 60 o 70 habituales a más de 100 latidos por minuto. Alarmada, Lauder llamó a una ambulancia que, después de tomarle el pulso de nuevo y comprobar que era de 140, la trasladó al hospital.
Una vez ingresada en estado “crítico” en la unidad de cardiología del hospital universitario de Connecticut, las pruebas revelaron que Lauder padecía coágulos sanguíneos en ambos pulmones. Allí, fue tratada con medicamentos y en apenas 24 horas los coágulos desaparecieron, recibiendo el alta sólo dos días después.
El doctor que la trató, JuYong Lee, ha afirmado que, dado el estado en que llegó al hospital, Lauder podría haber muerto de no haber recibido tratamiento. “Creo que la pulsera Fitbit le ayudó a decidirse sobre si su situación era realmente preocupante o no en ese momento”, ha declarado Lee.
