Ya entrados en la temporada de lluvias no falta quien se queje del estado de las calles por los agujeros o cráteres que se forman debido al desgaste del pavimento, como ocurre también con las alcantarrillas tapadas que producen encharcamientos y luego acumulación de agua pluvial que entra a algunos domicilios.
¿Cuántos de nosotros en lugar de protestar estaríamos dispuestos a salir con una escoba, recogedor o pala y una bolsa para quitar la basura de afuera de nuestras casas?, ¿y para destapar la coladera de la esquina?, o ¿también el personal del ayuntamiento tiene que venir a barrer frente a nuestro domicilio porque pensamos que es su responsabilidad?
Pues no. Para quienes no lo sepan o no lo tengan claro, la responsabilidad como ciudadano empieza en parte de la puerta de nuestra casa hacia afuera.
Por lo tanto, estamos obligados a promover el respeto mutuo entre las personas, las cosas y el medio en el cual vivimos y desarrollamos nuestra actividad diaria.
Manter limpio el exterior de nuestra casa y no ensuciar la de los demás es una muestra de respeto y solidaridad hacia nosotros mismos y hacia el resto de los que cohabitamos en la ciudad.
Si queremos pasar tranquilamente la temporada de lluvias, participemos limpiando y evitando ensuciar las calles.
Si cada uno limpia su vereda la ciudad estará limpia. Y ahora sí, a pedir que tapen los baches.
