Investigadores de la UNAM y de la UJED han estudiado el veneno de víboras de “cascabeles de cola larga”, dada su importancia biológica, pero también por sus implicaciones en la salud de las personas que puedan ser mordidas. Las noticias de su análisis revelan un paso importante en su tratamiento, ya que antivenenos desarrollados en el país para contrarrestar el veneno de otras serpientes ha resultado efectivo.
“Mejorar la comprensión de la composición de los venenos contribuye a perfeccionar los tratamientos hospitalarios y a desarrollar antivenenos más efectivos, evitando muertes y reduciendo las posibles secuelas y mejorando la calidad de vida de aquellos que han sido afectados”, señalan Edgar Neri Castro –catedrático CONAHCyT en la Universidad Juárez del Estado de Durango– y Vanessa Gómez Zarzosa –estudiante de posgrado en Ciencias Biomédicas de la UNAM.
Algunos de sus resultados son publicados en el más reciente número de “Biotecnología en Movimiento”, revista del Instituto de Biotecnología de la UNAM, en el artículo “Revelando los misterios de las cascabeles de cola larga”.
Los especialistas refieren que, en México existen más de 90 especies de serpientes venenosas, donde las serpientes de cascabel son las más representadas, con 44 especies. De éstas el subgrupo de “cascabeles de cola larga” se conforma por tres especies: la Cascabel Cola Larga de Guerrero (Crotalus ericsmithi), la Cascabel Cola Larga de Autlán –municipio de Jalisco– (C. lannomi) y la Cascabel Cola Larga de Sinaloa (C. stejnegeri). “A pesar de su relevancia, nuestro conocimiento sobre su vida en la naturaleza es limitado”, señalan los académicos. “Estas serpientes tienen hábitats ubicados en áreas con importantes problemas sociales, lo que complica el acceso para los científicos que desean estudiarlas”.
Los autores apuntan que ninguna de estas serpientes alcanza los 70 centímetros de largo, pero lo que las hace especiales es su cola, que representa entre el 10% y el 16% de todo su cuerpo. Esta proporción es mucho mayor que en otras serpientes de cascabel, donde la cola solo suele ser aproximadamente el 5% de la longitud total. “Aunque estas características llaman mucho la atención, aún sabemos muy poco sobre la vida de estas serpientes. Hasta el año 2010, sólo se tenían registros de 15 ejemplares de estas en colecciones científicas de todo el mundo, lo que complica entender cómo viven en su entorno natural”.
Recientemente, añaden, un equipo de expertos en reptiles en México del grupo HERP.MX ha registrado ejemplares en áreas nuevas y ha recopilado información sobre lo que comen y cómo viven, contribuyendo así a ampliar nuestra comprensión sobre estas serpientes.
La investigación de los académicos inició en 2021, cuando decidieron explorar el veneno de estas especies, tras lo cual descubrieron que sus venenos están compuestos principalmente por tres grandes grupos de proteínas.
Uno de ellos son las metaloproteasas, encargadas de romper proteínas que dan forma a los vasos sanguíneos que es por donde circula la sangre de nuestro cuerpo, lo que provoca una importante pérdida de sangre que conocemos como “hemorragias”.
Otro grupo son las desintegrinas, que evitan que las plaquetas se unan entre sí, dificultando la formación de los coágulos o tapones plaquetarios que son necesarios para detener las hemorragias.
Finalmente, las fosfolipasas, enzimas que cortan fosfolípidos (compuestos que son importantes para la estructura de las células), provocan inflamación y daño en los tejidos. “Además, observamos que los venenos de las tres especies son muy letales. El veneno con mayor potencia fue el de C. lannomi, seguido por el de C. ericsmithi y, en último lugar, el de C. stejnegeri”.
La parte final, y la de mayor interés en salud pública, fue analizar si los dos antivenenos que se usan en México para tratar mordeduras de víboras venenosas tanto serpientes de cascabel como de otras especies, Antivipmyn y BIRMEX, eran efectivos contra los efectos del veneno de estas serpientes de cola larga. “¡Descubrimos que ambos medicamentos son efectivos para neutralizar el veneno y ayudar a las personas mordidas! La investigación no solo es emocionante, sino también importante ya que se puede evitar un desenlace fatal”.
Al estudiar las proteínas presentes en estos venenos y entender sus efectos tóxicos, añaden, amplian significativamente nuestro conocimiento sobre la herpetofauna venenosa mexicana, que incluye anfibios y reptiles. “Este conocimiento no sólo es importante desde una perspectiva científica, sino que también tiene aplicaciones prácticas en la medicina. La identificación de posibles variaciones en los venenos es esencial para que los profesionales de la salud anticipen y traten eficazmente las mordeduras de serpientes”.