Existen muchos modelos de robots que contribuyen con la enseñanza y la educación de los niños con autismo, puesto que estos dispositivos pueden ser un gran complemento de la enseñanza tradicional.
“Los robots son muy atractivos y llaman la atención de los niños rápidamente”, señala Laura Boccanfuso, investigadora y directora ejecutiva de la compañía Van Robotics ubicada en Carolina del Sur, esto de acuerdo a información que se presenta en el portal de ciencia y tecnología, Agencia ID.
La empresa desarrolló un robot inteligente llamado Abii para que enseñe a los niños cuestiones básicas de aprendizaje y comunicación, sin reemplazar a la enseñanza tradicional del profesor de clase: una herramienta para complementar el trabajo docente.
Los niños que son diagnosticados con autismo presentan problemas psicológicos internos que les imposibilitan mantener contacto con el mundo exterior.
Tal es su gravedad que con el tiempo terminan aislándose y perdiendo contacto con el mundo que les rodea, puesto que tienen su propia forma de ver y entender la vida.
Aproximadamente, 1 de cada 160 niños en todo el mundo padece algún trastorno del espectro autista.
En Estados Unidos, la cifra triplica la media mundial, probablemente debido a diferencias de diagnóstico e informes.
Una de las habilidades de Abii es detectar cuándo los niños están contentos o tristes e incluso cuando una tarea los frustra o distrae.
Boccanfuso recibió una donación del Instituto Nacional de Salud (NIH) para desarrollar sensores térmicos que permitan monitorear la respiración, el ritmo cardíaco y el calor del cuerpo, con la finalidad de detectar si los niños sufren algún malestar mental.
“Si el robot empieza a detectar que alguien está pasando por un mal momento, puede detener la lección y proporcionar ejercicios de respiración o estiramiento durante 15 segundos”, detalló Boccanfuso.
Al mismo tiempo, el robot produce datos que los maestros pueden consultar para comprender cómo su estudiante está progresando.
“Este robot puede enviar información que muestra los niveles de atención de los estudiantes, qué días tienen el mejor rendimiento y cuáles son los momentos más óptimos para enseñar nuevos temas”, añadió la experta.
Abii no es el único robot con asistencia social que ayuda a los niños en edad escolar. Existen otros dispositivos con características similares.
Uno de ellos es Milo, un robot que enseña cómo sintonizar con las emociones: educa a los niños para que ellos luego puedan expresar lo que necesitan.
Por ejemplo, a la hora de alimentarse o ir al baño, Milo instruye a los niños para que ellos puedan, ante la necesidad, acudir a los padres para avisarles, además de enseñarles a ser más empáticos y solidarios.
Kaspar es otro modelo de robot que, a diferencia de Milo y Abii, enseña a los niños a comunicarse por medio de rasgos faciales o muecas de fácil comprensión para las personas.