La exposición al humo del tabaco ajeno podría aumentar el riesgo de sufrir demencia y otras alteraciones del sistema cognitivo, según indica un estudio que publica hoy el «British Medical Journal» (BMJ) .
Investigaciones anteriores ya habían establecido un vínculo entre ser fumador y padecer demencia, y también se ha comprobado que puede existir un riesgo para las funciones cognitivas de los niños y adolescentes que estén expuestos al humo del tabaco.
Sin embargo, el estudio que recoge la revista británica del sector médico es el primero a escala nacional que demuestra que existe una relación entre ser fumador pasivo y el desarrollo de demencia u otros problemas neurológicos. Los autores, británicos y estadounidenses, dirigidos por el profesor David Llewellyn de la universidad inglesa de Cambridge, analizaron muestras de saliva de casi 5 mil adultos de más de 50 años que no eran fumadores, utilizando datos de estudios de salud realizados en Inglaterra en 1998, 1999 y 2001.
Los participantes también habían participado en un programa de estudio sobre el envejecimiento en el Reino Unido. Se buscaron en las muestras rastros de cotinina, un producto de la nicotina que puede hallarse en la saliva hasta unas 25 horas después de haber estado expuesto al humo del tabaco. Además, los voluntarios facilitaron un detallado historial sobre su relación con ese hábito. Los no fumadores y los que lo habían sido previamente fueron examinados por separado. Los investigadores usaron test neurofisiológicos reconocidos para evaluar las funciones cerebrales y deficiencias cognitivas.