Una de las cosas que se nos dice cada año con motivo de estas fechas es que si tomamos alcohol, no manejemos. Pero muchos no hacen caso y se justifican diciendo que tomaron poquito o que tienen todo bajo control. Sin embargo, desde cantidades menores, la ingesta de alcohol deteriora las funciones esenciales para manejar de forma segura como son la vista y los reflejos, aunado a que reduce la capacidad de discernimiento en cuanto a la velocidad que se maneja y el incumplimiento de otras normas de tránsito. Así, las dificultades corporales van aumentando hasta el deterioro del equilibrio y del movimiento y se presenta grave reducción sensorial.
Otro dato es que, según la Organización Panamericana de la Salud, el riesgo de sufrir un siniestro mortal es 17 veces mayor para una persona que conduce bajo los efectos del alcohol que para una persona sobria.
Lo anterior hace que no nadamás el conductor esté en riesgo sino también el resto de las personas, así que las víctimas no solo son el conductor y sus posibles acompañantes sino terceras personas. Si vas a tomar en estos días tienes que entender que no debes manejar por seguridad tuya pero también por la de los demás. No solo pones en riesgo tu vida sino de gente que ni la debe ni la teme.