Songo le dio a Borondongo

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El próximo fin de semana se celebrará la elección judicial. Unos comicios cuestionadísimos de principio a fin y a los que les ha llegado la hora cero.

Las encuestas anticipan que la participación será muy pobre, a pesar de que muchos ciudadanos saben que habrá elección y hasta conocen la fecha. Según las encuestas, una porción pequeña de la ciudadanía prevé acudir a las urnas, apenas la mitad del porcentaje que participa habitualmente en los procesos electorales.

Las encuestas prevé que una porción entre el 23 y el 28 por ciento de los ciudadanos mexicanos acudan a las urnas el próximo domingo para votar. 

Y sí, es un porcentaje bajo, que los Ejecutivos estatales, los Poderes Legislativos, los partidos políticos y la presidencia de la república quisieran que fuera mayor. Así que se han dado a la tarea de alentar la idea de la importancia de ir a votar. También los organismos públicos electorales, en el caso del estado de México señaladamente el Instituto Electoral del Estado de México, mientras el Instituto Nacional Electoral ha sido más pasivo —por decirlo de forma educada—.

Lo cierto es que la elección judicial es una maraña: boletas de colores, de diversos tamaños, con un número para cada candidato, con instrucciones incluidas en la boleta y con un amplio desconocimiento.

Quienes vayan a las urnas, recibirán 10 boletas, lo que ya es un número considerable. Las habrá verdes, azules, naranjas, moradas… de todos colores y sabores. Cuatro serán para elegir cargos locales del Poder Judicial estatal y seis para elegir cargos en el Poder Judicial de la Federación.

En el caso de la elección local, habrá 91 cargos en juego: presidencia del Tribunal Superior de Justicia, cinco magistrados el Tribunal de Disciplina Judicial, 30 magistraturas del Poder Judicial local y 55 jueces y juezas. Pero no será lo mismo votar en Toluca que en Texcoco, porque mientras en algunos distritos judiciales se eligen jueces de todas las especialidades —penales, familiares, civiles, laborales y mixtos—, en otros lugares la lista se reduce a una especialidad.

Y en lugar de poner taches o palomitas, habrá que colocar números en los espacios asignados en las boletas, de modo que en dentro de una misma boleta habrá que distinguir varios colores adicionales dependiendo de la especialidad correspondiente. Un berenjenal, en el que no sabremos si efectivamente votamos a Songo, Borondongo, Bernabé, Muchilanga o Burundanga. Y si lo hicimos en la boleta correcta.

Una encuesta de un diario español señala que 86 por ciento de los ciudadanos sabe que hay elección judicial, pero sólo la mitad conoce la fecha. Del total del padrón electoral, la encuesta augura un 22.8 por cinto de participación, que es bastante más optimista que el Instituto Nacional Electoral que espera entre 13 y 20 por ciento de participación —o un 80 por ciento de abstencionismo, si lo queremos ver desde la otra arista—.

No es para menos: la gran mayoría (77 por ciento) no sabe ni conoce a los candidatos. A ver que lecciones sacamos para la siguiente elección judicial, en un par de años. O si Songo le sigue dando a Borondongo.

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