Seis meses han transcurrido luego de que dejara el cargo Eruviel Ávila Villegas como gobernador del estado de México y la acusación que surge en su contra es similar a la de otros exmandatarios mexicanos: desvío de recursos.
Hasta ahora la cifra dada a conocer por la Auditoría Superior de la Federación es de mil 551 millones de pesos que se destinaron a salarios excedentes, transferencias, uniformes y supuestos programas.
El uso indebido de ese dinero se realizó a través de las participaciones federales al rubro de Salud. ¿Era cierto entonces que los habitantes del estado de México contábamos con servicios de primer nivel y equipo de la más alta tecnología, que mejor se envío el dinero a otra parte? Ya ni la burla perdonan los políticos.
¿En qué momento pues se aplicarán las leyes que dieron origen al Sistema Nacional Anticorrupción? ¿Lo de castigar con cárcel a funcionarios públicos que cometieran tráfico de influencias, desvío de recursos, moches, contratación ilegal de deuda y enriquecimiento ilícito?, ¿de que devuelvan lo robado sin importar quien sea y esta vez uno de los nuestros?
