Sospechosista

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El sospechosimo es uno de los deportes nacionales por excelencia. Y este espacio lo practica con singular alegría.

Hoy, a propósito de la reciente entrega de patrullas a la policía municipal de Toluca, el sospechosismo se despertó ufano en el arriba firmante. Resulta que el gobierno municipal de Toluca —el alcalde Raymundo Martínez Carbajal— reveló que tuvo que entrale al toro por los cuernos y renegociar el contrato de arrendamiento de las patrullas que firmó la pasada administración, encabezada por Juan Rodolfo Sánchez Gómez.

La renegociación del contrato de aquella renta de las patrullas se traduce en el compromiso del actual gobierno municipal de pagar 400 millones de pesos. En abonos, para qué voy a decir que peso sobre peso.

Se trata de un mundo de dinero. Que al arriba firmante le hace sospechar que se pagó lo mínimo por la renta de las patrullas o que no se pagó nada durante el trienio anterior.

Mis cuatro estimados y bien informados lectores estarán de acuerdo con el arriba firmante que una deuda de 400 millones de pesos no se cuece de la noche a la mañana, así esté contenida en un contrato de largo plazo. Se necesita mucho tiempo, indolencia y mala fe para que se acumule una cifra con tantos ceros.

De este dato se van desprendiendo más sospechas sobre el manejo de la administración pública municipal toluqueña, que tampoco tuvo el dinero suficiente para pagar el salario de los servidores públicos en el último semestre del año 2021.

No pagaban salarios, tampoco la renta de las patrullas, menos el arrendamiento de los camiones recolectores de basura —también eran rentados—, y digamos que no se distinguió una gran obra pública.

Surge entonces la pregunta sospechosista por excelencia: ¿en qué se gastó la marmaja el ayuntamiento toluqueño 2019-2021? Y la siguiente es: ¿alguien está investigando? Es más: ¿alguien vio algo o todos estaban volteando para otro lado? ¡Caray!, qué tragedia es la ceguera.

De momento no sabemos de denuncias, investigaciones o revisiones profundas del que parece que fue un agujero sin fondo. Probablemente se trate de un acto de prudencia de la actual administración municipal de Toluca, porque algunos de sus correligionarios, ahora en posiciones legislativas, estuvieron en el cabildo anterior —¡y se cuentan unas cosas!— y no dijeron esta boca es mía.

El hecho es que el “diciembre negro” o la “tormenta perfecta”, como describió el presidente Martínez Carbajal lo sucedido el pasado fin de año, tienen mucho telón de fondo. Y mucho por saber acerca de la negligencia, falta de lana, desinterés, desaseo, omisiones y un largo etcetera. Hechos que, desafortunadamente para Toluca, se ha prolongado por muchos trienios.

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