También en Pemex se venden plazas

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El tráfico de plazas y la herencia de las mismas entre familiares no sólo se da en el Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), sino que es una práctica común en otros gremios, como el de Pemex, el del Sindicato Mexicano de electricistas (SME), el del IMSS e incluso el del Metro, en la Ciudad de México.

En el sindicato que dirige Carlos Romero Deschamps, el padre trabajador tiene el «derecho adquirido» de «proponer» a una persona para que ocupe una plaza en la paraestatal.

«Al jubilarse un trabajador, si hubiera corrida escalafonaria y como consecuencia de ella la empresa solicitara cubrir la última plaza, será propuesto el hijo, la hija, hijo adoptivo, hermano o hermana», menciona el artículo 55 del Acta Constitutiva y Estatutos Generales del sindicato petrolero.

Si un trabajador no tiene familia, «vende» ese derecho a otra persona y, de acuerdo con testimonios de quienes laboran en la paraestatal, le piden entre 120 y 150 mil pesos a quien recomiendan para ocupar la vacante.

Para los agremiados en el Sindicato Mexicano de Electricistas, cuyo secretario general es Martín Esparza, el contrato colectivo con la Compañía de Luz y Fuerza del Centro prevé la creación de los denominados «puestos de formación práctica» en todos los departamentos, una especie de taller que se imparte a hijos de entre 14 y 16 años de los trabajadores.

«Al terminar el período de la formación práctica, Luz y Fuerza preferirá en similitud de circunstancias a los ocupantes de estos puestos para cubrir las vacantes que hubiere», menciona la cláusula 21 del Contrato Colectivo firmado este año.

El sindicato del IMSS, que encabeza Valdemar Gutiérrez, en su más reciente Congreso Nacional, acordó en sus estatutos que los hijos de los agremiados tengan prioridad para ocupar alguna plaza en el Seguro Social.

En el sindicato del Metro, que dirige Fernando Espino, es común que entren únicamente recomendados y familiares de agremiados.

‘Es una perversión sindical’

Alfonso Bouzas, experto del Instituto de Investigaciones de la UNAM, afirma que la venta de plazas y los mecanismos para heredarlas son perversiones del sindicalismo corporativo.

«Ningún sindicato ni ningún patrón de manera explícita reconoceran la venta de plazas ni valerse de un sistema de derechos hereditarios porque estaría contraviniendo no nada más el principio de igualdad, sino disposiciones penales. Son partes de las perversiones que el sindicalismo corporativo tiene» afirmó.

Esos mecanismos que llevan a la práctica de la herencia de plazas no existen en otras partes del mundo, mencionó.

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