Por Edith Saldívar*
Según el Instituto Nacional de Cancerología, en México el cáncer de mama ocupa en la actualidad el primer lugar en incidencia de las neoplasias malignas en las mujeres, pues representa 11.34 por ciento de todos los casos de cáncer. El estado de México se encuentra dentro de las 14 entidades federativas con mayor incidencia en mujeres de 20 a 30 años.
“Tenía 27 años, a esta edad uno jamás imagina que pueda vivir una situación así”, dice Ana Laura Sánchez, sobreviviente de cáncer de mama, originaria de Aculco, estado de México. En su familia ninguna mujer tuvo cáncer, los médicos le explicaron que por su expediente médico no se encontraba dentro de los parámetros normales para que una mujer tenga cáncer pero sucedió.
—¿Bajo qué circunscritas y de qué manera te enteraste de la enfermedad?
—Hacía ya dos años que me había titulado de abogada, me encontraba en mi primer empleo y empezaba con los preparativos para mi boda. No presenté ningún dolor, un día me encontré una “pelota”, una masa muy dura en mi seno. Fui enseguida al doctor me dijeron que eran fibroadenomas y de inmediato me programaron para la cirugía, 22 días después de la operación me llamaron para decirme que tenía cáncer.
—¿Cuál fue tu reacción al escuchar la palabra cáncer?
—Fue como encontrar la palabra muerte en primer plano; tenía 27 años, a esa edad uno no se imagina vivir una situación así, pero pronto lo vi como una prueba de vida, no sólo para mí también para las personas a mi alrededor.
—¿De qué manera percibiste el apoyo de tu familia, amigos y pareja?
—Fue un apoyo incondicional, a pesar de que hasta una semana antes de la operación yo mantenía todo en secreto, me daba miedo que mi enfermedad los afectara, respecto a mi pareja temía que él no quisiera estar con una mujer incompleta. Con el tiempo y su apoyo entendí que, estéticamente hablando, sólo me faltaba un pezón. Con la enfermedad también descubrí quiénes eran mis verdaderos amigos, mi familia y la fortaleza que puedo, hasta la fecha, encontrar en ellos.
—¿Cuál fue el momento o los momentos más difíciles de la enfermedad?
—Salir de la cirugía y no ver mi seno fue difícil, pero sin duda todo el proceso de quimioterapia fue lo peor de la enfermedad, porque fue el único momento donde yo me sentí mal físicamente, y fue al día 19 o 20 cuando perdí el cabello.
—¿Qué significa ser una sobreviviente?
—Para mí significa celebrar la vida, valorar lo que tengo, significa un cambio total porque ahora sé que todo es con un propósito, el mío es transmitir mi historia, decirles a las mujeres que no importa la edad o la condición económica el cáncer ataca sin avisar.
—¿Cuál es el mensaje de Ana Laura para las mujeres?
—Mi mensaje es que la enfermedad no es una sentencia de muerte y que la fortaleza la encontramos dentro de nosotras. No tengan miedo: hagan de la autoexploración un estilo de vida, porque es la única manera de mantenernos seguras y tener un paso adelante del cáncer.
*Estudiante de la licenciatura en Comunicación de la UAEM.