Pequeños, con nariz rosa y una cola característica que suelen usar para colgarse de las ramas, los tlacuaches son unos animales que no dejan de sorprender; para empezar son marsupiales, es decir, que tiene una “bolsita” en su vientre donde llevan a sus crías, son inmunes al veneno de las serpientes y además son grandes “actores”, pues puede fingir que están muertos cuando están en peligro, a esto se le llama tanatosis.

Durante toda la primavera estos animalitos omnívoros están en época de reproducción, por lo que el llamado es a cuidarlos, no matarlos ni herirlos, así lo aconseja Gabriela Silvestre, ambientalista e integrante del colectivo a favor de la vida silvestre Tlacuy.
México, tierra de marsupiales
Silvestre nos explica que México es una tierra de marsupiales, pues en el país habitan más de ocho especies de tlacuaches; actualmente se reconocen cinco especies del género Tlacuatzin, endémicas de México, cada una con un rol ecológico único; estas especies son:
- Tlacuache norteño (Didelphis virginiana) – El más adaptable, llega a ciudades.
- Tlacuache común (Didelphis marsupialis) – Habita bosques tropicales.
- Tlacuache cuatro ojos gris (Philander opossum) – Reconocible por sus manchas oscuras arriba de sus ojos y su color gris.
- Tlacuache cuatro ojos café (Metachirus nudicaudatus) – Reconocible por sus manchas oscuras arriba de sus ojos y su color café.
- Tlacuache acuático (Chironectes minimus) – El único marsupial adaptado al agua.
- Tlacuache lanudo (Caluromys derbianus) – De pelaje denso y hábitos arbóreos.
- Tlacuachillo (Tlacuatzin canescens) – El más pequeño, endémico de México.
- Tlacuache Ratón Mexicano (Marmosa mexicana) – Reconocible por su tamaño pequeño y manchas alrededor de los ojos.
¿Por qué necesitamos a los tlacuaches?
La activista ambiental nos señala que los tlacuaches son controladores de plagas, devoran cucarachas, alacranes, ratones y hasta serpientes venenosas, reduciendo la necesidad de pesticidas tóxicos.
Además, al comer frutas, dispersan semillas en sus heces, ayudando a reforestar los ecosistemas.
Su temperatura corporal baja (34-36°C) los hace resistentes a contraer rabia, actuando como barrera epidemiológica.
También limpian carroña y animales en descomposición, previniendo focos de infección.
“Su historia es un llamado a la conciencia: necesitamos proteger a estos seres que, lejos de ser una molestia, son piezas clave en el equilibrio ecológico y cultural del territorio”, abunda.
Silvestre externa que, por el crecimiento de la urbanización, los incendios forestales y sequía, es común que los tlacuaches sean vistos en colonias de la periferia, pues están en busca de alimento, agua o refugio; hay personas que los consideran una molestia y los matan; sin embargo, piden tomar conciencia, pues en realidad estos, al igual que muchos animales silvestres, en realidad están siendo desplazados de lo que antes era su hogar.
“Los tlacuaches no son invasores: somos nosotros quienes hemos invadido su territorio”, indica Silvestre.
Agrega que, ante la crisis climática, su supervivencia depende de acciones simples: mantener a las mascotas bajo control, evitar pesticidas y aprender a coexistir; recuerda también que aunque son inofensivos y amigables, no son mascotas, por lo que, de encontrar uno, lo mejor es reportarlo a Protección Civil o al 911 para que sea reubicado a su entorno natural.