He intentado comprender cómo es que en el estado de México, y especialmente en las zonas metropolitanas del Valle de Toluca y Santiago Tianguistenco, ya está en vigor el programa “Hoy no Circula” y no pasa nada que sea diferente a nuestra vida cotidiana y procelosa. Es como si no estuviera en vigor, porque ni siquiera puede ir uno tranquilamente al verificentro de confianza —porque hay unos de absoluta desconfianza, como uno que tengo bien identificado en Las Torres— a pasar la verificación sin pagar multa, tal y como se ha prometido.
Ya te la sabes: si no verificaste antes de 2023, chance y te toque condonación de multa. De lo contrario, te tocará pagar la multa, la verificación y hacer un coraje entripado porque si no viajas a la Ciudad de México, el holograma solo te sirve de adorno. Acá no aplica aquello de que “todos hijos o todos entenados”.
En el imaginario, no deben circular un día a la semana los autos con holograma de verificación uno y dos, pero en la realidad están circulando. Deberían aplicarse multas a los propietarios de automóviles sin verificación vehicular, pero ni a amonestación llegamos.
Quisiera tener una bola de cristal para confirmar mi sospecha de que en enero de 2026 el “Hoy no circula” seguirá solamente en el papel. Ahora mismo estoy pensando que este periodo de seis meses que supuestamente es para “socializar” la medida es puro atole con el dedo. Porque además los activistas preocupados y ocupados en el cuidado, preservación y recuperación del medio ambiente aseguran que un programa de este tipo, en el que dejar de circular algunos vehículos particulares, simple y llanamente no sirven. O no al menos para disminuir la contaminación, que en el valle de Toluca no proviene mayormente de las llamadas “fuentes móviles” sino del polvo y la industria.
Un “Hoy no circula” les parece paliativo y con fines de recaudación. Las verdaderas medidas contra los contaminantes que sí generan problemas al ambiente y la salud en el valle de Toluca están ausentes. Y además, se busca disfrazar o esconder: desde el año pasado, el gobierno del estado dejó de publicar los reportes de partículas menores a 10 micras y menores a 2.5 micras al final de la temporada seca, justo cuando históricamente se registran los picos más altos de contaminación. Ahora, por ejemplo, en época de lluvias la contaminación se mantiene en niveles de calidad del aire regulares, porque hace muchos años que no tenemos días con buena calidad del aire.
Esas organizaciones han ganado amparos para que se dicten contingencias ambientales en el valle de Toluca por el simple hecho de que ya existen, con niveles de contaminación que ya son dañinos, contraviniendo normas federales como la NOM-025-SSA1-2021.
Y eso no lo va a resolver que dejemos de circular un día, sin olvidar que no tenemos alterativas de movilidad eficientes y confiables. Seis meses para “socializar” tendría que ir aparejados de seis meses para transformar nuestro sistema de movilidad —y eso no va a pasar—. El automovilista se puede sacrificar, ¿y el resto?