Cuando dicen que Toluca es un pueblo bicicletero no es porque abunden las bicicletas en esta ciudad capital. Es una manera despectiva de dirigirse a quienes aquí vivimos y cómo nos comportamos.
A ver: ¿quienes de nosotros caminamos por debajo de las banquetas; nos cruzamos la calle justo abajo de un puente peatonal o a media calle?; ¿cuántos ciclistas circulan entre vehículos y sin luces durante las noches?; ¿qué hay de los motociclistas sin casco protector, que exceden el número de tripulantes y desconocen normas de manejo?
Por supuesto también es de mencionar a los automovilistas que se paran y estacionan donde quieren; no respetan las luces del semáforo; rebasan los límites de velocidad; se niegan a ceder el paso a otros conductores, motocicletas, ciclistas y transeúntes.
Evidentemente no habitamos en una población rural donde además hay rezago de infraestructura. Nosotros en Toluca disponemos de banquetas, puentes peatonales, rayas en el piso para el paso de transeúntes; semáforos y demás señalizaciones y no las usamos.
La próxima vez que pensemos, oigamos o digamos que Toluca es pueblo bicicletero no olvidemos preguntarnos cuánto le aportamos a este mote con nuestro comportamiento. El pueblo bicicletero, despectivamente hablando, lo hacemos tú y yo.
