El dicho es muy claro: más vale pedir perdón que pedir permiso. Y hoy se lo recordamos a las decenas de habitantes de esta ciudad capital que se dicen, actúan, sienten y de verdad se creen seres superiores y lo manifiestan al manejar, en comercios, restaurantes y demás espacios privados y públicos.
Su supuesta superioridad, soberbia o aquello de que nos están haciendo un favor a los demás al concedernos algo de atención o perdonarnos por existir, le está haciendo daño a la ciudad en su imagen pública.
Y no le echen la culpa al frío; a que así eran sus antepasados (descendientes además de los Limantour y los Corcuera, por poner un ejemplo) o a que es una reacción frente a los cientos de mexiquense del interior del estado que viven hoy en esta capital lo mismo que miles de exchilangos, oaxaqueños, morelenses, poblanos, michoacanos, jalisquillos y de más del Norte.
Actuar con superioridad es cuestión de actitud. Y esta proviene de nuestras experiencias, sentimientos y pensamientos. Todo ello está en nuestra mente.
Toluca es un espacio geográfico pero también es su gente. Si mantenemos las ideas y comportamiento de superioridad entre nosotros y hacia los visitantes. Nos llevará a la agresividad, violencia y autoritarismo.