Hacerse regularmente selfies con su smartphone y compartir fotos con sus amigos puede ayudar a hacer que una persona sea más feliz, según científicas de la computación de la Universidad de California en Irvine (UCI, EU).
En un estudio publicado justo antes de que empiece el curso escolar, los autores han descubierto que los estudiantes puedan combatir la tristeza con algunas acciones simples con sus dispositivos móviles.
Midiendo los estados psicológicos y emocionales de los usuarios, los investigadores encontraron que hacer e intercambiar ciertos tipos de imágenes pueden influir positivamente en las personas. Los resultados del estudio, de la Escuela Donald Bren de Ciencias de la Información y la Computación de UCI, se han publicado Psichology of Well-Being.
Los factores de estrés a los que se enfrentan los estudiantes universitarios -dificultades financieras, marcharse fuera de casa por primera vez, sentimientos de soledad y aislamiento, y los rigores del curso- pueden tener un impacto negativo en el rendimiento académico de los estudiantes y conducir a la depresión.
El objetivo del estudio, dice Yu Chen, postdoc del Departamento de Computación, era entender los efectos de hacer fotos en el bienestar, divididos en tres áreas: la auto-percepción, en la que las personas manipularon expresiones faciales positivas; autoeficiencia, en la que se hacían las cosas para ser felices; y pro-social, en el que la gente hacía cosas para hacer felices a los demás.
Chen y sus colegas, informa la UCI en una nota, diseñaron y llevaron a cabo un estudio de cuatro semanas con 41 estudiantes universitarios. Los sujetos -28 chicas y 13 chicos- recibieron la instrucción de mantener sus actividades normales del día a día (ir a clase, hacer la tarea, salir con amigos, etc.) durante su participación en la investigación.
Pero primero todos fueron invitados al laboratorio de informática para una entrevista informal y llenar un formulario de preguntas y otro de consentimiento. Los científicos ayudaron a los estudiantes a descargar una aplicación de encuesta en sus teléfonos para documentar su estado de ánimo durante la primera semana del estudio, de control. Los participantes utilizaron una aplicación diferente para hacer fotos y grabar sus estados emocionales durante la fase de tres semanas siguiente, de intervención.
Los sujetos comunicaron sus estados de ánimo tres veces al día usando las aplicaciones. En las encuestas de la tarde, se les pidió que proporcionaran detalles de los eventos significativos que podían haber afectado a sus emociones durante el transcurso del día.
El proyecto consistió en que se hicieran tres tipos de fotos: un selfie, que debían tomarse todos los días, mientras sonreían; una imagen de algo que les hizo felices; y una foto de algo que el fotógrafo pensara que traería la felicidad a otra persona (y que luego fue enviada a esa persona). A los participantes se les asignó al azar que tomaran fotos de un solo tipo.
Los investigadores recogieron cerca de 2.900 mediciones del estado de ánimo durante el estudio y encontraron que los sujetos de los tres grupos experimentaron un aumento en los estados de ánimo positivos.
Algunos de los participantes del grupo de los selfies comunicaron que se sentían cada vez más seguros y cómodos con sus fotos sonriendo. Los estudiantes que tomaron fotos de objetos que les hacían felices se volvieron más reflexivos y agradecidos. Y los que tomaron fotos para hacer felices a los demás se volvieron más tranquilos y dijeron que la conexión con sus amigos y familia les ayudó a aliviar el estrés.
«Se ven muchos informes en los medios sobre los impactos negativos del uso de la tecnología, y observamos con mucho cuidado estos asuntos aquí en la UCI», dice la autora principal, Gloria Mark, profesora de informática. «Sin embargo, se han ampliado los esfuerzos durante la última década para estudiar lo que se conoce como informática positiva, y creo que este estudio muestra que a veces nuestros aparatos pueden ofrecer beneficios a los usuarios.»