En la actualidad, el turismo comunitario representa una opción para el desarrollo económico y social de las zonas rurales de México habitadas por pueblos indígenas, pues comprende ejercicios de emprendimiento productivos, con una participación activa de las comunidades en la gestión y la distribución de los beneficios en el contexto local.
Así lo afirmaron los especialistas Bertha Palomino Villavicencio, José Gasca Zamora y Gustavo López Pardo, colaboradores de la revista El Periplo Sustentable de la Facultad de Turismo y Gastronomía de la Universidad Autónoma del Estado de México.
Los autores de un análisis sobre el turismo comunitario en la Sierra Norte de Oaxaca, desde la perspectiva de las instituciones y la gobernanza en territorios indígenas, indicaron que su trabajo tenía como propósito explicar los principios del uso y gestión de bienes comunes a partir de la práctica del turismo comunitario.
Asimismo, dijeron, identificar los casos registrados en el contexto nacional y en especial, en la Sierra Norte de Oaxaca, donde se ubican experiencias que aportan referentes para la compresión y desempeño de instituciones comunitarias y formas de gobernanza del patrimonio natural y cultural en este segmento.
Los colaboradores de la revista de la Máxima Casa de Estudios mexiquense manifestaron que en México, el turismo comunitario ha proliferado en contextos de poblaciones indígenas con regímenes de tenencia social de la tierra, donde se observa un amplio aprovechamiento colectivo de los recursos naturales, que han generado emprendimientos manejados por los propios actores y contribuyen, junto con otras actividades, a su reproducción social y económica.
Los expertos aseguraron que las experiencias de turismo comunitario en México son relativamente recientes, poseen una alta heterogeneidad y presentan distintos grados de consolidación que obedecen a factores internos y a los contextos externos donde se desenvuelven.
También, sostuvieron, representan alternativas importantes en términos de configuración de una actividad que implica un uso más racional de recursos turísticos, de cuidado ambiental y de involucramiento de la población local anfitriona. De ahí la necesidad de seguir generando estudios e investigación sobre la materia.
