Universidades vs acoso sexual

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Elisa era estudiante de primer semestre cuando aceptó la solicitud de amistad de un compañero de semestres avanzados, no imaginaba que iba a encarar al acoso sexual.  

Me mandaba textos con ‘Eres hermosa’, ‘me gustas mucho’ hasta que llegó al grado de hacer insinuaciones como ‘ven a mi depa, no hay nadie’ o ‘déjame sacarte fotos desnuda’ “. Durante meses la estudiante universitaria recibió este tipo de mensajes, miradas y bromas que iban subiendo de tono, nunca accedió a las insinuaciones, se escondía del agresor, evitaba verlo y en respuesta, él, la llamaba “fresa”. Hasta la fecha Elisa recuerda esta situación como lo más feo y sucio que alguien le haya hecho.

El acoso sexual ha ido en aumento en nuestro país y aunque lo asociemos con lugares como la calle, el transporte público y las áreas laborales, las instituciones académicas no se encuentran exentas de este tipo de violencia.

La Universidad Autónoma del Estado de México y la Universidad Politécnica del Valle de Toluca ya cuenta con protocolos de denuncia donde los casos, como el de Elisa, son atendidos.  

Defensoría Universitaria por parte de la UAEMex es la instancia que cuenta con un protocolo especializado y a través del mecanismo de acción institucional #AlertateYActúa presta apoyo inmediato a las personas vulneradas en el ejercicio de su identidad sexual y/o de género. La alerta es activada por las autoridades de los espacios académicos, Defensoría de los Derechos Universitarios, Oficina del Abogado General y por la Coordinación Institucional de Equidad de Género. Mientras que en la Universidad Politécnica del Valle de Toluca la Dirección de Planeación y Vinculación es la responsable de recibir, procesar y analizar la información de los formatos de queja por conductas de hostigamiento y acoso sexual, disponibles en la misma Dirección.

Ambas instituciones señalan que dentro de las recomendaciones para evitar y prevenir situaciones de acoso es importante concientizar a la comunidad estudiantil: recibir mensajes, “bromas” o insinuaciones por parte de alguna autoridad o compañero, que hagan a una mujer sentirse incómoda, no es normal y  debe existir confianza en las autoridades académicas para que se pueda dar el apoyo y la orientación necesaria.

**Con información de Edith Saldivar.

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