A partir de la proteína conocida como lactoferricina bovina mejor conocida como calostros, investigadores de la Universidad de Nacional de Colombia (U.N.) diseñaron tres péptidos con selectividad para atacar las células cancerígenas.
La actividad anticancerígena y antimetastásica de la lactoferrina se viene probando desde los años sesenta, y se ha demostrado que impide que una célula tumoral se disperse por todo el cuerpo, activa el sistema inmune y potencia los medicamentos quimioterapéuticos.
El investigador Víctor Alfonso Solarte, doctor en Ciencias Biomédicas de la U.N, indicó que aunque la lactoferricina está compuesta por 25 aminoácidos (moléculas que componen las proteínas), los investigadores no los utilizaron todos sino que escogieron solo seis de ellos, con el fin de diseñar nuevos péptidos y potenciar su efecto selectivo y de toxicidad en determinadas células (citotóxico).
Para las pruebas de laboratorio se utilizaron tres péptidos: primero el monómero, que sirvió de estructura base y está compuesto por seis aminoácidos; para el segundo se repitió la secuencia del primero, pero en forma de palíndromo; y en el tercero se tomó la estructura inicial y agregaron cuatro iguales, convirtiéndolo en un tetrámero.
Después realizaron pruebas in vitro con células tumorales y células sanas de la lengua. Para ello conformaron diferentes grupos a los que se les aplicó cada uno de los péptidos; así, encontraron que el tetrámero eliminó alrededor del 95 % de las células malignas y solo afectó al 60 % de las células normales.
Además comprobaron que las células que quedaban vivas no son resistentes a una segunda aplicación del péptido, y al estudiar cómo este las atacaba, identificaron que rompen la membrana de las células del carcinoma, llevándolas a su muerte.
La fase in vivo se llevó a cabo con 37 hámsteres dorados a los que previamente se les produjo cáncer en la mejilla. “En el abazón, una especie de bolsa que tienen algunos roedores para almacenar comida, les aplicamos un agente cancerígeno que luego de 12 semanas produjo un tumor”, explica el doctor Solarte.
Durante este tiempo los investigadores observaron el comportamiento de los animales, además de factores como la pérdida de peso o los síntomas de dolor. También hicieron diferentes grupos a los que se les inyectaron 15 dosis del péptido monomérico y tetramérico en el tumor, en diferentes concentraciones.
Los resultados demostraron que el monómero aplicado en una concentración de 300 microgramos por mililitro (μg/ml) disminuye los tumores de manera significativa.
Así mismo, el tetrámero en concentración de 100 μg/ml (la mínima) tiene ese mismo efecto. Los tumores de los animales tratados con estas proteínas alcanzaron un volumen de entre 82 milímetros cúbicos (mm3) y 44 mm3, mientras que los que no recibieron ningún tratamiento reportaron 159 mm3. Es decir que los tratamientos redujeron el tamaño de los tumores de manera significativa, aunque no los curaron por completo.
Sin embargo, el doctor Solarte destaca que “si se suma a radioterapias o quimioterapias tendrían un mejor funcionamiento para tratar el cáncer oral”.