Estamos en las vísperas del Día del Amor y la Amistad o San Valentín que se ha hecho muy comercial y, en consecuencia, para que las tiendas, restaurantes y negocios se enfoquen en promover productos como flores, peluches, chocolates, joyas y otros regalos para incentivar el consumo. Por lo mismo se le considera un día superficial por algunos al ponerse más énfasis en lo material, y el mayor problema está cuando surge la obligación de cumplir con expectativas altas como comprar algo muy costoso o espectacular en lugar de hacer algo que refleje realmente lo que sentimos.
Pero podemos hacer de esta fecha un día de significado profundo y positivo si lo celebramos con la intención de fortalecer las relaciones y reconocer los vínculos afectivos. Es por ejemplo una oportunidad para dedicar tiempo a las personas que son importantes en nuestra vida, ya sea nuestra pareja, amigos o seres queridos; recordar lo que significa el amor y la amistad genuina; llevar a cabo actos de generosidad o bondad, no solo hacia nuestros más cercanos, sino también hacia compañeros o incluso desconocidos, celebrando el amor en general.
Pensemos que celebrar ese día es importante porque mostramos a las personas cercanas cuánto las valoramos, que las relaciones positivas nos hacen sentir apoyados y queridos y las celebraciones en general, nos dan la oportunidad de crear recuerdos favorables.
Vivimos en una sociedad llena de retos y una festividad como la que se aproxima nos puede hacer valorar algo básico: nuestras relaciones humanas.