De las pocas veces que sale al extranjero el presidente de la república Andrés Manuel López Obrador, los próximos 8 y 9 de septiembre estará en Colombia y el 10 y 11 en Chile. A Colombia va a reunirse con el mandatario Gustavo Petro con el fin de abordar las estrategias de cooperación para enfrentar el crimen organizado y la delincuencia; Colombia un país del que se ha dicho que es segundo lugar, después de la República del Congo, con mayor cantidad de organizaciones y mercados criminales, según el índice de la Iniciativa Global contra el Crimen Transnacional Organizado.
López Obrador ha dicho que quiere que su política de bienestar incluya la atención a las causas de la violencia si bien la pregunta es si le dará tiempo porque ya solo le queda un año y tres meses de gobierno. Y las causas de la violencia son la pobreza, marginación, armas, drogas e impunidad.
En Chile, el jefe del Ejecutivo federal se reunirá con Gabriel Boric para participar en la celebración del 50 aniversario del golpe de Estado contra Salvador Allende, de quien por cierto, se está pidiendo que se le reconozca como figura histórica de la región latinoamericana como ocurre con Simón Bolívar.
Aquí el presidente mexicano va como invitado y el cuestionamiento correspondiente es cuál es la utilidad práctica de acudir a un acto solemne donde de recuerda el derrocamiento del líder socialista. ¿La gira presidencial por Sudamérica solo nos proveerá entonces de ideas e ideologías?